11/25/2012

EL TORO DE LAS FIGURAS


Una de las causas de la crisis que atraviesa la fiesta, por no decir la fundamental, es el momento que se vive en el campo bravo. El factor y pilar base de la fiesta no se está cuidando como debiera. Se ha impuesto un animal poco combativo, sin fiereza, sin pujanza y que con esas características no facilita un espectáculo dinámico.  Cuando el toro falla, o se cae, la fiesta se derrumba. Pierde su belleza trágica y su sentido sacrificial, reminiscencia de los primigenios ritos divinos mediterráneos.
La selección impuesta por el actual sistema nos ha traído este toro. Un toro dúctil y dócil que permite sumar actuaciones con un riesgo prácticamente inexistente. Un toro que ha hecho que la lidia sea incompleta, pues se ha cercenado un tercio completamente y ha hecho un trámite de otro. Todo se basa en el tercio final de muerte. El tercio en que los toreros de hoy buscan su loor y su gloria.
Un torero de los de antes, curtido en mil y una batallas, como es Andrés Vázquez ha puesto el grito en el cielo. Ha propugnado la vuelta de un toro con edad, con raza, con fuerza y con derecho a herir o matar. Como es natural las declaraciones del maestro de Villalpando fueron motivo de polémica. Muchos, entre ellos la prensa oficial que trata por todos los medios de no perder sus privilegios, se pusieron en contra de él. Otros, los menos, sobre todo aficionados de verdad y sabedores de la involución que el toro y la fiesta necesitan, aplaudieron las manifestaciones hechas por el veterano torero.

No habían vuelto las aguas a su cauce, cuando Julián López “El Juli” en entrevista realizada por un programa de televisión defendió el toro que hoy salta a los ruedos. Sus argumentos no eran otros que siempre las figuras han impuesto el toro a lidiar. Defendió que es en las corridas donde se lidian esos toros, siempre hay tres o cuatro que “rompen” a buenos, permitiendo con ello el éxito de sus matadores. Conceptos como  disfrutar, gustarse y sobre todo pasar un buen momento, son habituales con estos toros. Criticó por tanto a ganaderías más del gusto de los aficionados más puristas, diciendo que en contadas ocasiones suelen lidiar animales que lleven al triunfo del torero.
Es triste, muy triste, que lo que antes era una lucha sin cuartel y cruenta, donde se enfrentaban la razón y la  la fuerza bruta, hoy solo sea una caricatura de lo que fue la fiesta de los toros. ¿Quién se enfrenta a un toro, que puede matarte, pensando en disfrutar? ¿Quién va a jugarse la vida pensando en pasar un buen momento? La esencia se ha perdido. El toro de hoy no es apto para una fiesta con unos valores ancestrales de vida o muerte.

“El Juli” se equivoca. Es triste que el torero más capacitado del escalafón justifique la fiesta de hoy. Está claro la comodidad y la rentabilidad le obligan a ello. Sus argumentos no tienen solidez. Es cierto que las ganaderías que se han plegado al sistema impuesto, lidian al año más ejemplares aptos para el triunfo. Es obvio son mayoría, un solo encaste proveniente de la rama “parladé-tamarón-domecq” es mayoritario. También que el público que asiste a la corrida de hoy, de figuras me refiero, es menos entendido y conocedor de la lidia que los que suelen acudir al reclamo de ganaderías con menos tirón “comercial”, donde suelen asistir aficionados en el más amplio sentido de la palabra y con un conocimiento de la fiesta mucho mayor.
Tampoco lleva razón en que los figuras en el transcurso de la historia han impuesto un toro. Cierto es verdad, que mostraron predilección por ganaderías o encastes en concreto, pero también lo es que mataban, cuanto tenían que matar, reses de vacadas menos propicias para su lucimiento. Las figuras del toreo deben de ser como la mujer de Cesar, que aparte de serlo, también tienen que parecerlo. No bastan estos planteamientos de hoy de matar solo lo que se aviene a nuestro gusto y formas, hay que anunciarse con todo tipo de ganado. Es la única manera que no se pierdan encastes ni ganaderías, pero ya se sabe, el objetivo de hoy no es otro que el disfrute, y el toro impuesto nos lo permite. Por contra el encastado y con raza no.
La fiesta más que nunca necesita un cambio para salir del ostracismo y momentos bajos que atraviesa. Hace falta que las figuras, si quieren de verdad demostrar que lo son, den ese paso adelante y comiencen a pensar en el futuro. No son gestos puntuales, es una manera de justificar su estatus  Seria beneficioso para todos, especialmente para la fiesta que necesita pujanza y más verdad de la que tiene hoy por hoy.

Fotos: Guerrita estoqueando al toro "Cocinero" en Madrid.
          Manolete toreando en Barcelona un toro de Miura.
          El Juli toreando ceñido al toro de las figuras de hoy.

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